INICIO
QUIÉN SOY
BIOENERGO-TERAPIA
CURSOS
INSTRUMENTOS DE RADIESTESIA
FOTOS
LINKS
DÓNDE COMPRAR?
CURSOS DEL MES

NOTAS

LECTURA AMENA Y VIDEO AMENO
SUSCRIPCIÓN
TERAPEUTAS ENERGÉTICOS
CONTACTARME
 

¡Recomienda esta página a tus amigos!
Powered by miarroba.com

INTERESANTE 2

   

¿EXISTE EL AZAR?

-¿Cómo no va a existir? ¿Nunca tiró una moneda a cara o cruz?

-¿A mí me lo pregunta? ¿A mí, que me he pasado la vida junto a una mesa de póker, que me he arrastrado por los suburbios de Montecarlo mendigando una ficha y que he descorchado en Biarritz dos mil botellas de champán después de una noche de suerte?

-Pero, no hombre, ese azar que a usted lo tiene atrapado es un azar inofensivo, casi ingenuo. Cualquier físico podría explicarle que conociendo exactamente todos los datos sobre la ruleta y la bolilla que rueda sobre ella, la fuerza con que el ¨croupier¨ la arroja, el rozamiento, los movimientos del aire y todo lo que contribuye, aunque sea en ínfima proporción, a construir la trayectoria de la bolilla, se podría calcular con absoluta presición el lugar donde caerá. Lo mismo que con el mazo de cartas: si usted supiera la distribución del mazo, puede predecir exactamente qué carta saldrá. Así de sencillo: lo que se suele llamar azar es pura y simple falta de información. La trayectoria de la bolilla y la carta que ha de salir están perfectamente determinadas.

-¿Determinadas, dice usted? Pero no sea ingenuo, por favor. Yo he apostado mis campos petrolíferos a las patas de una potranca que casualmente se llamaba YPF, y he perdido. He jugado minas de diamante al doble cero en Las Vegas y he ganado. ¡Y usted me habla de que todo está determinado!

-Sí, sí. Determinado, determinismo, esa es la palabra clave: toda la ciencia que va desde Newton a Einstein es firmemente determinista: si pasa tal cosa, entonces necesariamente pasará tal otra. Así nomás: si esta partícula tiene esta posición y esta velocidad ahora y sobre ella tales y cuales fuerzas, se moverá así y asá, y no puede hacerlo de ninguna otra forma: yo puedo calcular su trayectoria futura desde ahora hasta el fin de los tiempos: puedo predecir todo, absolutamente todo lo que le ocurrirá.

-No me hable de la ciencia, por favor. Recorra el desierto del Sahara y apueste su última cantimplora de agua a los caprichos de un dado. Allí aprenderá lo que es la ciencia.

- Pero ¿qué es un dado sino un conjunto de partículas? ¿Qué fue la batalla de Maipú, sino un choque entre los átomos que formaban a los patriotas y los enemigos átomos que presumiblemente formaban a los españoles? Usted y yo estamos formados por átomos, ¿o no? Y las estrellas, el oro, las neuronas, un libro, los árboles, las ruletas, los naipes, es decir, el inagotable universo no es más que una complicada colección de partículas dispuestas de cierta manera. Bastaría saber cómo se están comportando todas ellas ahora para poder calcular cómo se comportarán adelante.

-Trate usted de saber cómo se comportarán todos los naipes de Las Vegas. Inténtelo y verá. ¿Sabe lo que le puede pasar? ¿Nunca ve televisión?

-El hecho de que tener todos los datos sea humanamente imposible es una objeción sin importancia, puramente técnica y lamentablemente humana: el asunto es -o era- que teóricamente, el futuro se podría predecir, calcular. Ya lo había resumido Laplace en una frase omnipotente: si se conocieran las posiciones y las velocidades de todas las partículas del universo, todo el futuro quedaría explicado.

-No me hable de la plaza. La plaza financiera es un verdadero garito.

-Laplace, Laplace, dije yo. El universo es como la ruleta, y si la quiniela, el PRODE, el color que tendrá el pájaro que se cruzará en mi camino, lo que pensaré de aquí a un mes, el contenido de un sueño, el instante en que estallará una estrella parecen azarosos, es que no tengo los datos suficientes para predecirlos.

-Usted es pura poesía, don. Le hace falta dedicarse a algo útil. Si tiene unos pesos en el bolsillo puedo recomendarle un lugar donde los duplica fácil...

-Tal es el credo determinista: el azar no existe, es pura y simple falta de información: el futuro se deduce del presente como se deduce el valor de la incógnita en una ecuación.

-No me venga con ecuaciones. Le apuesto lo que quiera a que eso no funciona.

-Y tal vez ganaría. Porque resulta que en este universo determinista apareció el azar apenas se quiso explicar el microcosmos.

-¿Vió? Yo le decía.

-Las leyes que rigen el comportamiento del mundo atómico (dadas especialmente por la mecánica cuántica) están formuladas en términos de probabilidades, y las partículas son descriptas en términos probabilísticos. Se puede saber con qué probabilidad un electrón está aquí o allá, pero no dónde está exactamente. Se puede saber en cuánto tiempo un gramo de uranio se reducirá a la mitad, pero no cuándo un determinado átomo se desintegrará. La desintegración de un átomo en particular parece ocurrir de manera totalmente azarosa. Pero ya no es un azar debido al desconocimiento, como en el caso de la ruleta, sino que es un azar intrínseco, inherente a la naturaleza. O por lo menos, eso parece.

-¿Usted me quiere decir que tenemos que reunirnos alrededor de una mesa, agarrar un átomo radiactivo y apostar al momento en que se desintegrará para tener el verdadero azar_

-Eso es exactamente lo que le quiero decir. Para un determinista, es un hueso duro de roer este asunto del azar metido en la naturaleza con entidad propia. Es difícil de aceptar, no todos lo aceptan, y entre quienes nunca lo aceptaron, estuvo, notoriamente, nada menos que Einstein, quien resumió sus críticas a la interpolación del azar en la naturaleza en una frase: Dios no juega a los dados.

-¿Que no juega a los dados? ¿Cómo que no juega a los dados? Pero ¿y entonces qué hace?

 

Extraído de la sección CIENCIA Y TÉCNICA del diario Clarín, Buenos Aires, martes 31 de julio de 1990. Autor de la nota: Leonardo Moledo

 

< Volver a Lectura Amena