Cuentan
de un sabio que un día
tan pobre y mísero estaba
que solo se sustentaba
de unas hierbas que cojía.
¿Habrá
otro entre sí decía
más pobre y mísero que yo?
y, cuando el rostro volvió
halló la respuesta viendo
que otro sabio iba cojiendo
las hierbas que él arrojó.
CALDERÓN
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